Un espacio para florecer. Que reviva los latidos.
Salir a encontrarlo y despedirse tantas veces.
Festejé nacimientos, aciertos, besos. Todos los besos
Lloré por soledades y silencios inoportunos.
Grité hasta que me callaron...
Inventar “sueños de estrellitas repetidas”.
Sueños de marquesinas brillantes. De rosas en el proscenio.
Sueños multitudinarios con museos colapsados.
Desperté en lugares incorrectos, ajenos. Lugares de otros…
Con mis lienzos en blanco. Con poemas inconclusos.
Y los escenarios vacíos.
Entender “con el corazón incrustado en el puño”.
Que hay gente sin habla, y gente que escupe.
Que hay bares de blancos, bares de negros,
Bares de chinos. Bares de ellos.
Detoné de ver almas atadas en los postes.
Chicos descalzos, viejos descartados y mujeres bronceadas.
Todos misceláneos en la boca del subte
Reclamar “las lunas de verano”.
Los campos pálidos. El agua salada.
Las caminatas largas. Tus cuentos en voz baja.
Comprendí sus dimensiones.
Mis lunas. Mis campos. Mi piel
Mi conexión con ellos. Y mi lugar.
Paula Bocos Cavalieri, 03/07/08